miércoles, 12 de enero de 2011

Sacia mi sed


¡Apártate!
¡Y déjame mirar lo que en realidad vale la pena!
¡Fuera del camino!
Estorbo de vertederos, ¡estás sangrando de miedo!...y…

Déjame pensar, déjame respirar.
Deja de ahogarme con tu rutina terminal.
Déjame saciar mi sed.

Y dentro de esta enfermedad interminable de la soledad,
Te encuentras tú agrandando la herida en mi interior,
Sin más salida que esta inservible canción,
Agranda las heridas, ignórame otra vez,
Verás lo que se siente, cuando el dolor logres comprender.
Sabrás lo que hiciste,
 Y saldrá el brillo de tus ojos, PARA SACIAR MI SED.

Déjame, necesito ser libre.
Déjame, tengo hambre de tu voz.
Te odio, déjame olvidarte.
Te necesito, ¡para saciar mi sed!

¡Cúlpame!, de todo lo que tú haces.
¡Llévame!, a todos los lugares que me maten.
¡Ódiame!, como quieras y luego déjame a un lado.
¡Sacia tu sed!, ¡toma mi sangre hasta la última gota!

Puedes hacerlo.

Quítame cada gota de sangre,
Hiéreme hasta destruirme,
No tengas piedad, golpéame,
¡Dáñame y luego cúlpame!

…Eso es lo que quiero, ¿no te das cuenta?
Te lo pido a gritos y no lo haces… ¡¿Por qué?!...
Dime que no lo harás…
Pero al final hazlo.
Sé que lo harás.
¿Qué haces?
¿¡No te das cuenta!?
¿Qué- es-lo-que-estás-haciendo?
¿Puedes decírtelo a ti mismo?
¡¿NO TE DAS CUENTA QUE ME ESTÁS HACIENDO DAÑO?!

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